Con
sesenta y siete años ya sobre sus espaldas Van Morrison acaba de publicar un nuevo trabajo
discográfico en estudio -casi cuatro años han transcurrido desde que saliera a
la luz Keep it simple, ya que su
siguiente grabación fue una revisión en directo de su célebre Astral weeks registrada en el año 2.009
en el auditorio Hollywood Bowl de Los Ángeles-.
Born to sing: no plan B es, como no podía ser de
otra forma, una colección tremenda de canciones –todas de nueva creación salvo Close enough for jazz, un tema
instrumental que ya apareció en el disco Too long in exile editado hace
ya casi veinte años, al que ahora le añade letra- donde el músico de Belfast
mezcla con absoluta maestría –ese sello tan personal de la casa y tan reconocible como la legendaria mala uva de Van the man- el soul, con el blues y el
jazz o el folk irlandés, creando una amalgama de sonidos donde la aspereza de
su voz se muestra –como siempre- con total rotundidad.
La
banda que le acompaña en esta ocasión está compuesta por Paul Moran al órgano
hammond, al piano y a la trompeta, Chris White al saxo tenor y al clarinete, Alistair White al trombón, Dave Keary a las guitarras
eléctrica, acústica y slide, Paul Moore al bajo y Jeff Lardner a la batería y a la
percusión.
Una
de las características más relevantes de este nuevo proyecto de Van Morrison es
quizá el contenido de crítica social que ha querido imprimir en alguna de las
letras del álbum.
Cuestión
que no deja de ser un tanto, digamos peculiar,
puesto que si algo caracteriza al genio que surgió del grupo Them –ese
grupo de corta vida formado por Billy Harrison a la guitarra, Eric Wrixon al
piano, Alan Henderson al bajo y Ronnie Millings a la batería, que le lanzó al
estrellato gracias a una inmortal canción de nombre Gloria- es su falta de interés en todo aquello que no gire sobre su
propia persona-…
…aunque
a lo mejor es que compró preferentes en
algún banco español; cualquiera de esos que tan alegremente están rescatando la tan sufrida y sacrificada clase
política -sin habernos preguntado siquiera nuestra opinión- con dinero público,
mientras la inversión en sanidad, educación, servicios sociales,..., va
convirtiéndose en materia para una novela de ciencia ficción –o puede que de
terror-.
Una
figura genial -desde luego eso nadie lo discute, y yo menos ya que adoro su
trabajo- que es capaz de dejar a su banda sobre el escenario tocando las
últimas notas de cualquiera de las joyas que su privilegiada mente musical ha
sido capaz de crear, mientras que el público se deja el alma –la voz, y una
buena cantidad de euros en la taquilla- reclamando su presencia de nuevo sobre
el escenario, sin saber que ya el fiero León
de Belfast se encuentra relajado en su limousine camino del aeropuerto.
Pero
podemos perdonárselo mientras siga –periódicamente- castigando nuestros oídos
con discos tan sublimes como este Born to
sing: no plan B. ¿O no?.
texto Jesús Santana
fotografía Paolo Brillo
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